Enfermedades prostáticas

Los problemas para vaciar de forma adecuada la vejiga son una de las enfermedades más frecuentes en el varón. Generalmente aunque no es un problema grave, puede provocar un importante deterioro en la calidad de vida, dificultando que el varón pueda tener una vida normal. Con el adecuado manejo, usando las técnicas diagnósticas y los tratamientos más avanzados que se ofrecen desde esta Unidad, se puede, no sólo mejorar los síntomas, sino prevenir la aparición de futuros problemas graves.

Es un crecimiento benigno de la próstata que ocurre en la gran mayoría de los hombres a partir de los 40-45 años de edad. Ese crecimiento puede provocar dificultad para la micción y molestias con el vaciamiento de la vejiga.

No. Es un proceso completamente benigno.

La HBP realmente lo que indica es el crecimiento de la próstata. Sin embargo hay hombres que a pesar de presentar dicho crecimiento no tienen síntomas, y, por el contrario, hay varones que tienen síntomas sin presentar crecimiento prostático por HBP, por lo que no es del todo correcto asociar la HBP a los síntomas. Así, al conjunto de síntomas y molestias asociadas a la micción se la denomina Síntomas del Tracto Urinario Inferior (STUI; LUTS usando las siglas en inglés), siendo la causa más frecuente de STUI en el varón la HBP.

Aunque una de las causas más frecuentes de los problemas en la micción es la HBP, no siempre es la causa única o principal. Para vaciar la vejiga intervienen otros órganos además de la próstata, como la vejiga, el esfínter, o la uretra (el conducto por el que sale la orina), y además todos estos órganos deben de estar coordinados entre sí. Por eso, actualmente, a los síntomas para la micción que anteriormente se denominaban «hiperplasia prostática» o «HBP», ahora se denominan «Síntomas del Tracto Urinario Inferior» o STUI, dada la alta frecuencia con la que están implicados problemas en otros órganos aparte de la próstata.

Puede haber una dificultad para vaciar la vejiga que se traduce en un chorro flojo, e incluso que se tenga que orinar en varias veces, goteo tras finalizar la micción, dificultad para el inicio, sobre todo en las primeras ocasiones tras despertarse, y la sensación de vaciar de forma incompleta la vejiga. También puede provocar que el paciente se tenga que levantar por la noche a orinar y que tenga urgencia o imperiosidad, es decir, que uno tenga que ir «corriendo» al aseo porque no puede aguantar el deseo de orinar, incontinencia y el tener que orinar cada pocas horas. En casos graves puede provocar piedras en la vejiga, sangrado con la orina o la imposibilidad de poder orinar lo que, generalmente se soluciona con una sonda en la vejiga.

Hay diversas causas. Hay pacientes en los que la vejiga no se contrae adecuadamente y por tanto no se realiza la suficiente presión para que salga la orina; este problema se denomina vejiga hipotónica. En otras ocasiones la vejiga realiza contracciones involuntarias lo que puede provocar escapes de orina e incontinencia, lo que se denomina vejiga hiperrefléxica. A veces puede haber estrecheces o estenosis en la uretra, que es el conducto por el que sale la orina y, secundariamente, provocar dificultad para vaciar la vejiga. Otro motivo para una mala calidad de la micción es que no se coordinen de forma adecuada la vejiga, la próstata y el esfínter y esto provoca que la micción no esté sincronizada, lo que se denomina disinergia. De forma menos frecuente las molestias pueden estar ocasionadas por un cáncer en la vejiga o en la próstata.

Sí. Aunque los síntomas no sean muy molestos es conveniente acudir a una revisión por parte del especialista en urología, ya que se debe estudiar la causa de esos síntomas, y, en caso necesario poner un tratamiento adecuado para prevenir problemas futuros más graves.

Son cambios en la vejiga secundarios a la dificultad para orinar que provoca el crecimiento de la próstata. La presencia de una vejiga de lucha suele ser un hallazgo preocupante que precisa de un tratamiento adecuado bien con medicación, bien con cirugía para solucionar el problema.

Para que el tratamiento sea lo más efectivo posible, es fundamental realizar previamente un estudio adecuado, dedicando el tiempo necesario a cada paciente y que determine la causa del problema. Sólo una vez detectada la causa o causas de los síntomas, se puede iniciar el tratamiento específico para dicho problema. Los tratamientos son variados, pero hay dos grandes grupos: tratamiento usando medicación y la cirugía.

Hay diversos fármacos con mecanismos de acción diferentes. Hay fármacos que relajan la musculatura prostática facilitando de esa manera la salida de la orina, otros que disminuyen el tamaño prostático y otros que “relajan” la vejiga y disminuyen la urgencia asociada al deseo de orinar. Además, si hay otra causa que no depende de la HBP, será necesario un tratamiento específico para dicho problema.

No existe una medicación mejor que otra; son diferentes y el tratamiento se debe adaptar a cada caso en concreto, es decir, que el tipo de medicación a usar, o sus posibles combinaciones debe ser altamente personalizado, y dependerá de la intensidad de los síntomas, de las características de la próstata y de la vejiga, y de la situación del paciente. Este es el mejor modo de garantizar que el paciente mejore de sus molestias; es inadecuado usar el mismo tratamiento para todos los casos.

La cirugía se realiza cuando el paciente, a pesar de la medicación, presenta sintomatología importante, o cuando se detectan complicaciones graves derivadas de este crecimiento benigno.

Son el sangrado por la orina (denominada “hematuria”), la formación de piedras en la vejiga, la imposibilidad para orinar y ser necesario, por tanto, colocar una sonda vesical, o el fracaso renal.

Hay varias técnicas, pero básicamente consiste en quitar la parte de la próstata que ha crecido con la edad y que está causando problemas. Estas técnicas suelen ser endoscópicas (RTU de próstata, TCP, vaporización prostática, enucleación con láser), es decir, mínimamente invasivas, y se realizan a través de la uretra, o conducto de la orina (transuretral). El paciente puede irse a casa orinando de forma satisfactoria a los pocos días tras la cirugía. El tipo de técnica a usar debe ser personalizado, ya que no hay una única técnica endoscópica que sirva para todos los casos. Desde esta Unidad se ofrece una amplia experiencia en la cirugía de esta enfermedad, usando aquellas técnicas quirúrgicas más avanzadas que permiten ofrecer los mejores resultados.