Oncología – Cánceres urológicos

El cáncer de vejiga es uno de los tumores más frecuentes en los hombres y está asociado, en la mayoría de los casos, al tabaco. Los tumores superficiales tienen una importante tendencia a recidivar, por lo que el tratamiento debe estar orientado no sólo a solucionar el tumor inicial sino a prevenir la aparición de futuros nuevos tumores. En aquellos casos de tumores más avanzados, el tratamiento debe ser más agresivo pero siempre ofreciendo el mínimo de secuelas posibles sin comprometer la curación.

Es un tumor maligno que aparece en la vejiga. Aunque hay muchos tipos diferentes, en general se pueden dividir en dos grandes grupos; tumores superficiales y tumores infiltrantes.

El síntoma más frecuente es la aparición de sangre en la orina, denominada hematuria. No existe correlación entre la intensidad del sangrado y la gravedad del tumor, es decir, tumores relativamente grandes pueden dar sangrados de escasa importancia, por lo que se debe consultar al urólogo cualquier sangrado por la orina; no existen sangrados sin importancia. Otro de los síntomas que puede provocar es tener molestias al orinar que no responden de forma adecuada a los tratamientos habituales. En casos más avanzados puede aparecer dolor en la zona baja del vientre o fallo en el funcionamiento de los riñones.

La inmensa mayoría de los tumores de vejiga van a precisar una cirugía endoscópica (es decir mínimamente invasiva) denominada RTU de vejiga, para extirpar dicho tumor y poder analizarlo. Posteriormente el manejo varía dependiendo de si el tumor es superficial o infiltrante.

Es una cirugía endoscópica mínimamente invasiva en la que se accede a la vejiga a través de la uretra, sin necesidad de incisiones. Se suele realizar con anestesia regional y generalmente, el paciente se puede ir a casa sin sonda a los pocos días.

Tras extirpar el tumor mediante una RTU, el principal objetivo es evitar que haya recidivas, es decir, que salgan nuevos tumores. Por ese motivo, en ocasiones es necesario iniciar un programa de instilaciones o lavados vesicales. También es necesario realizar un programa de seguimiento estrecho para vigilar que la vejiga siga sana.

Aunque depende del caso, generalmente es necesario realizar una cistoscopia periódicamente. Esta prueba nos permite detectar pequeñas alteraciones de forma muy precoz y consiste en ver la vejiga por dentro a través de una sonda que tiene una cámara; es una técnica muy bien tolerada usando anestesia local y material flexible. Además puede ser necesario realizar otras pruebas como citologías de orina o pruebas de imagen complementarias.

Estos tumores son más agresivos que los superficiales y en general precisan de una cirugía más agresiva denominada cistectomía, que se puede realizar de forma laparoscópica.

No, en determinados tumores seleccionados se puede realizar lo que se denomina un protocolo de conservación vesical, que consiste en eliminar el tumor agresivo mediante una combinación de tratamientos pero manteniendo una vejiga funcionante.

Es un tumor muy similar a los de vejiga pero que aparecen en una parte del riñón denominada pelvis renal, (que es la encargada de recoger la orina producida por el riñón) o en el uréter, conducto por el que la orina va del riñón a la vejiga. Generalmente estos tumores precisan de una cirugía para poder ser eliminados, que se puede realizar de forma laparoscópica.