Urología general

Las infecciones urinarias o ITU (Infecciones del Tracto Urinario) están provocadas cuando gérmenes colonizan la orina y provocan secundariamente molestias. Dependiendo del lugar en el que se asienten pueden provocar síntomas diversos. En algunos casos estas infecciones son de repetición, convirtiéndose en un auténtico problema para quien lo padece ya que limitan su vida diaria.

Es un conjunto de síntomas provocados por la colonización de la orina por gérmenes. Cuando esta colonización es asintomática, es decir, que no provoca molestias, y se detecta exclusivamente a través de un análisis de orina, se denomina bacteriuria asintomática, que se trata de forma diferente a una verdadera infección de orina.

Generalmente no. Sólo se debe tratar con antibióticos en casos especiales como durante el embarazo o situaciones en los que está alterado el sistema inmune. El tratar de forma sistemática todas las bacteriurias puede provocar que, a la larga, aparezcan resistencias a los antibióticos y que se seleccionen aquellos gérmenes más agresivos.

La cistitis es una inflamación de la vejiga. La causa más frecuente de la cistitis aguda es una infección de orina que se asienta en la vejiga. Puede provocar escozor al orinar, sensación permanente de tener que vaciar la vejiga, malestar en la zona baja del abdomen e incluso que haya sangre en la orina. El tratamiento con antibióticos suele ser muy efectivo.

Se considera una ITU de repetición a aquellos casos que presentan varias infecciones de orina a lo largo de un año. Esta situación se da con más frecuencia en mujeres.

Es fundamental antes de iniciar un tratamiento, el realizar un estudio completo para determinar las posibles causas que provocan este cuadro. El tratamiento es personalizado y dependerá de los hallazgos de dicho estudio diagnóstico, pero, en la mayoría de los casos, es necesario combinar un aumento en la cantidad de agua que se bebe, corrección de las alteraciones secundarias a la menopausia en el caso de que las hubiera, ciertos cambios en el estilo de vida junto con el tratamiento médico tradicional si queremos conseguir una mayor tasa de éxito en el control de estas infecciones.

Es una inflamación de la próstata generalmente secundaria a una infección. Puede provocar dolor intenso al orinar, dificultad y enlentecimiento del chorro, fiebre elevada y mal estado general. Si no se controla adecuadamente, esta infección puede progresar a una orquiepididimitis, es decir una infección del epidídimo y del testículo. Suelen responder de forma adecuada a tratamiento antibiótico. Posteriormente hay que realizar un estudio para determinar si se han producido secuelas y para descubrir la causa de dicha infección.

Es una inflamación del epidídimo (parte que recoge los espermatozoides producidos por el testículo) y del testículo. En muchos casos la precede una infección de orina que no se ha controlado adecuadamente. Provoca fiebre, aumento del tamaño y dolor intenso a la palpación del testículo, y molestias con la micción. Suelen responder adecuadamente a tratamiento con analgésicos junto con antibióticos aunque éste debe ser de larga duración pues de otra manera puede darse una recaída. En casos avanzados que se forme pus, puede ser necesario su drenaje en quirófano.

En todos los casos hay que hacer un estudio para valorar la causa de dicha inflamación ya que en algunos casos puede haber un tumor como causa del cuadro.

Es una inflamación del riñón secundaria generalmente a una infección. Suele provocar fiebre, dolor en la zona lumbar y mal estado general. Suelen responder a tratamiento antibiótico, pero hay que hacer un estudio para descartar alteraciones como la presencia de piedras o de malformaciones que puedan favorecer nuevas infecciones o dificultar la respuesta adecuada al tratamiento con antibióticos.